FUNDADORA DEL SERVICIO DE EVENTOS ABBONDANZA, MARÍA FERNANDA TORRES NO SE ARREDRA EN UN MUNDO AÚN DOMINADO POR HOMBRES, Y DONDE LAS MUJERES EMPRESARIAS DEBEN ESFORZARSE EL DOBLE PARA SOBRESALIR.

 

María Fernanda Torres, egresada de la Licenciatura en Administración de Negocios Internacionales en 2009.

 

Su juventud y profesionalismo son parte del éxito de Fernanda. Para muchos, ser joven sería un obstáculo, pero ella lo usa para llevar su negocio con temple y determinación. En sus palabras, tiene la responsabilidad de que sus empleados reciban un salario digno.

¿QUÉ TE LLEVÓ A SER COORDINADORA DE EVENTOS?

Desde muy chiquita, por necesidad, comencé a hacer mil y un negocios: a los 13 años me iba en mi bicicleta a vender gelatinas en algunas taquerías; he vendido plata, cosas por catálogo, etcétera. Cuando estudiaba la universidad, aunque estaba becada, necesitaba dinero para cubrir más gastos, entre ellos la diferencia de cuotas que la beca no cubría, así que nunca dejé de trabajar. Estudié Negocios Internacionales, y cuando me tocó hacer las prácticas internacionales salí del país, y ya tenía mi primer negocio, pues había comprado una máquina vending de café, la cual vendí para poder irme al extranjero, y mientras estaba allá conseguí un trabajo de lo mismo, de rellenar máquinas vending. Cuando regresé al país tuve que hacer mis prácticas nacionales y yo me sentía muy presionada, porque tenía el ejemplo de mi hermano, quien a los 18 años ya había empezado su empresa; yo estaba por cumplir 19 y no había iniciado nada. Era como un reto, pues mi hermano es un referente enorme para mí y quería seguir sus pasos. Él también estudió en la udlap e inició la primera empresa proveedora de internet en ese entonces, hace más de veinte años. Así que estaba ansiosa por seguir su ejemplo. Tengo un familiar que produce puros y me animé a exportarlos, pero no funcionó, era un tema muy complejo por tratarse de tabaco, así que opté por venderlos; ahí surgió la idea del servicio de torcedor de puros para eventos. Me instalé en una expo de bodas y ahí conocí a una persona banquetera que me ofreció hacer prácticas con él; acepté, y me involucré muchísimo en la pasión por el servicio.

 

Y DE VERDAD ES UNA PASIÓN LO QUE DESPIERTA EN TI ESTA LABOR, ESO SE NOTA.

Sí, desde niña la sentí, pero apenas cuando hice mis prácticas profesionales me di cuenta, porque aunque la capacidad estaba ahí, no había logrado enfocarla. Siempre fui la que organizaba las fiestas de los amigos, salidas, viajes, reuniones y más. Siempre lo hice, pero sin darme cuenta de que era mi pasión. Entonces empecé a hacer mis prácticas con esta persona y resultó que era un fraude, porque la gente le pagaba y él no cumplía. Podías llegar el día del evento y no había nada, y a mí me pesaba muchísimo, porque no puedes hacerle eso a alguien que está confiando en ti. Así que comencé a cubrir yo esos eventos por mi cuenta y con mis recursos.

 

¿Y EN QUÉ MOMENTO DECIDISTE FORMALIZAR TU NEGOCIO, HACERLO OFICIAL?

Dos semanas después de la última boda que organicé como parte de la sociedad con esta persona salí de intercambio a otro país, y cuando regresé, me di cuenta de que la organización de eventos era lo que más me había gustado hacer en la vida. Así decidí crear Abbondanza. Un amigo que estudiaba diseño me hizo el logo e inicié con un escritorio en la casa de mi mamá. Comencé a buscar eventos muy chiquitos, hice dos para cincuenta personas. Un día, la hija de mi papá me recomendó en su escuela, y me dieron una graduación de 400 personas. Ahí todo comenzó a desarrollarse.

 

¿CÓMO ENFRENTAS EL RETO DE PASAR DE CINCUENTA PERSONAS A CUATROCIENTAS?

Repitiéndome que podía. Siempre he sido una persona que cumple sus sueños; veré cómo, pero lo hago: quería estudiar en la UDLAP… bueno, conseguí mi beca y lo hice; tuve ganas de viajar a cierto lugar… pues a pedalear y a conseguirlo. Soy muy determinada, y todo lo fui cumpliendo. Claro que hubo mucho apoyo, uno de los profesores de la universidad me ayudó muchísimo con el plan de negocio de la empresa, con el cual hice mi tesis. Todo fue tomando forma.

 

¿QUÉ TAN COMPLICADO ES SER MUJER Y ESTAR AL FRENTE, DAR LAS ÓRDENES?

Es lo más difícil. Que una mujer sea quien manda, y con una edad menor, fue una de las primeras cosas que enfrenté y con las que más batallé, porque yo tenía 20 años cuando ya estaba dedicada a esto, y ni siquiera había salido de la universidad. Entonces, para empezar no me podían decir licenciada, porque todavía no lo era; la gente a quien tenía que dirigir era más grande que yo, y muchos eran hombres; súmale que vivimos en una sociedad muy machista que no soporta que sea una mujer quien manda. Ha sido un gran reto, definitivamente, y para hacerlo, primero tuve que llevarme bien con ellos, «ganármelos», como solemos decir, y entonces exigir. Desgraciadamente fueron muchos años así en la empresa, teniendo que ganarme primero al empleado para después exigir, y por esa razón todo se hacía más pesado para mí. Pero hoy día, que ya no estoy tan joven, que me he ganado el respeto del personal, exijo desde el principio. Ochenta por ciento de mi personal es masculino, y es complejo. Hay que conocer al empleado para saber tratarlo, y entender las diferentes formas de motivación para usarlas a tu favor. Hoy puedo decir que el estigma de ser mujer y ser quien manda ya no existe aquí. Mi gente sabe de mi experiencia, de mi compromiso, y que estamos trabajando juntos para lograr el mejor resultado, siempre.

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