ARQUEOLOGÍA, ENFERMEDAD Y MAGIA NEGRA: LA CONSTRUCCIÓN DE UNA MEGA-CARRETERA EN AUSTRALIA.

 

Por Coral Montero López, PhD
Heritage Coordinator, Main Roads Western Australia, Don Aitken Centre, Waterloo Crescent, East Perth, Western Australia

 

Mi nombre es Coral Montero López, vivo en Australia y soy arqueóloga egresada de la Licenciatura de Arqueología de la UDLAP.  Vine a Australia con un plan de vida que incluía estudiar un doctorado y regresar a México, en donde seguramente trabajaría para el INAH o alguna universidad enseñando arqueología a las nuevas generaciones, enfocándome en la osteoarqueología Maya, mi especialización. ¡Qué equivocada estaba! Llevo viviendo y trabajando en Australia más de 12 años, sin querer queriendo me he ido especializando en arqueología Aborigen, y he tenido oportunidades maravillosas de participar en trabajos variados, emocionantes y muy interesantes.  Tengo muchísimas historias sobre lo que ha sido trabajar en un país tan diferente a México, sin embargo, tan parecido. Pero en esta ocasión quiero compartirles una anécdota que refleja la situación actual de la arqueología Aborigen por acá.  Empezaré con una breve introducción a lo que ha sido la arqueología en Australia y ofreceré un ejemplo de las vicisitudes que son recurrentes en este campo de trabajo tan fascinante como desafiante.

 

Desde hace diez años he trabajado como consultora en Arqueología, es decir, trabajo para compañías privadas que preparan “planes de manejo de bienes culturales (Cultural Management Heritage Plans, o conocidos como CHMPs). Estos documentos son obligatorios para todo sitio arqueológico Aborigen (hay otros planes para bienes culturales históricos) que pueda resultar impactado por actividades como construcción, minería, desmonte de bosques y, otras actividades que modifiquen significativamente el paisaje.  A falta de un instituto centralizado como el INAH en México, los gobiernos estatales administran cada uno a su manera el patrimonio cultural, incluyendo los sitios arqueológicos y etnográficos. En ese sentido, la legislación cultural es también a nivel estatal y si uno quiere trabajar en uno o varios estados, hay que conocer bien la ley y sus regulaciones en cada estado pues es diferente, e incluso la definición de lo que es un sitio arqueológico varía de estado a estado.  Esto ha resultado por un lado en la sobreprotección de sitios y artefactos arqueológicos en algunos estados y por otro, en la negligencia en el manejo e incluso destrucción de sitios tangibles e intangibles en otros estados.

 

Curiosamente, el grado de protección que se recibe va de la mano de la extracción de recursos naturales o del desarrollo de infraestructura. Con esto quiero decir, que estados donde se ve un auge en el crecimiento poblacional y donde se necesitan nuevas y mejores carreteras, o estados donde el ingreso se basa principalmente en bienes metalúrgicos, la legislación pareciera ser menos eficaz que en aquellos estados donde se valora la diversidad cultural y se ha empezado a establecer una equidad social para los habitantes Aborígenes.  Si bien, la mayoría de los Australianos se sienten orgullosos de su pasado, que incluye convictos deportados Ingleses, refugiados blancos Europeos del siglo XIX y recientes migraciones de otros pueblos incluyendo Asiáticos, Africanos y Latinoamericanos, el trato que se les da a los habitantes originales, los más de 500 grupos Aborígenes, no ha sido equitativo y en muchas ocasiones, no son bien aceptados por otros grupos sociales que ven la protección de sitios aborígenes como un requisito más que hay que cumplir, no porque en verdad importe proteger este tipo de sitios, sino porque son un requisito y ya.

 

 

Coral haciendo registro con grupo Aborigen en la región de Pilbara, Western Australia.

Coral haciendo registro con grupo Aborigen en la región de Pilbara, Western Australia.

 

Con esto en mente, expondré ahora un caso en particular.  En 2015, tuve la oportunidad de trabajar para un proyecto de construcción de una de las carreteras más grandes al norte de Sydney, la cual uniría la gran ciudad con los otros sitios turísticos más visitados en la costa y generaría un gran derrame económico.  El diseño original de esta mega-carretera cruzaría por las tierras de varios grupos Aborígenes y había que identificar los sitios arqueológicos, documentarlos y si era posible, moverlos de lugar o aplicar para el proceso de destrucción.  La gran mayoría de los sitios arqueológicos Aborígenes son objetos portátiles: lascas de piedra, concha, artefactos de madera.

 

El trabajo de campo incluyó la participación de informantes de varios de estos grupos a los cuales les preguntábamos de la importancia de tal o cual sitio, el significado de los motivos tallados en los árboles y la presencia de espíritus ancestrales en las localidades designadas.  Los integrantes de los grupos nos daban al principio poca o nula información, pues no les gusta compartir sus historias o sitios sagrados con los blancos, pues saben que tarde o temprano, los pueden destruir. Sin embargo, al ver que la mega-carretera sucede porque sucede (promesa de campaña de algún ministro), no tuvieron de otra más que proveernos con la información necesaria, pues para manejar un sitio, es importante definir el sitio, delimitarlo y entonces negociar las condiciones de su manejo.  Esta arqueología es más parecida a lo que en México conocemos como de rescate, pues es necesario mover, excavar algunos sitios, para al mismo tiempo protegerlos mientras que otras actividades vistas como necesarias, deben seguir.

 

Uno de los puntos más tensos del proyecto fue cuando entramos a un pequeño bosque y algunos de los ancianos sabios, empezaron a enfermar sin razón alguna.  Se concertó entonces que nos dieran a todos una limpia con ramas de eucalipto y se hiciera un convivio para invitar a otros ancianos sabios que no estaban presentes. El día del convivio, todos los presentes, se acercaban a saludar de mano a uno de los ancianos, un seños bajito, delgado y vestido a la usanza cowboy con sombrero de ala y cinturón de piel.  Le pregunté a uno de los jóvenes con quienes había trabajado ya por más de un mes y éste me contestó que era el anciano con magia negra.  En esta región de Australia, hay ancianos que manejan la magia blanca, que curan y hacen conjuros propiciatorios, pero también hay magia negra, la que genera muerte, enfermedad y destrucción.  Ambas dualidades son importantes, son la balanza de la vida misma, y estas fuerzas son complementarias.  La gente no teme a los ancianos que tienen este tipo de conocimiento, a menos que haya alguna razón para ello.  En parte el grupo creía que los ancianos estaban enfermando por falta de balance de estas fuerzas y es que el anciano con magia negra, era soltero, no tuvo hijos y todavía no había encontrado otro heredero al cual pasarle su conocimiento.  Era imperativo que su conocimiento pasara a alguien para que se mantuviera este grupo.

 

Así que ahí estábamos, los arqueólogos tratando de extraer el conocimiento que nos permitiera escribir nuestros reportes para que la construcción de la mega-carretera siguiera sin ningún contratiempo, mientras que la comunidad entera estaba más preocupada por el desbalance de fuerzas que se veía venir.  Claro, también estaban preocupados por la destrucción de sus tierras ancestrales, pero en el día a día, el balance de fuerzas tendría repercusiones más palpables que el sí una lasca de piedra era excavada o no.  Para colmo, el pequeño bosque en el que estábamos resultó ser un cementerio Aborigen, los cuales está prohibido excavar.  Tuvimos que hacer un mapeo con un aparato de radar de penetración (Ground Penetrating Radar) para identificar las posibles fosas, sin poder comprobar a ciencia cierta si las oquedades observadas eran en verdad fosas o raíces de árboles. De todos los sitios que identificamos durante los dos años que trabajé en este proyecto, muy pocos fueron tan importantes para los grupos locales como este lugar.  A los ojos del grupo, ya no importaba si había sitios arqueológicos o no; los ancianos estaban enfermando y era nuestra culpa por andar en el bosque, culpa de la carretera por querer destruir un cementerio Aborigen, y era también por no poder encontrar un heredero de la magia negra.  Sin embargo, para la gente que querían que la construcción sucediera rápido y sin contratiempos, este sitio era un gran problema.

 

 

Coral haciendo registro con grupo Aborigen en la región de Pilbara, Western Australia.

Coral registrando un sitio arqueológico en la región de Pilbara, Western Australia.

 

En mi reporte de los sitios arqueológicos recomendamos fuertemente que el diseño de la mega-carretera se moviera para evitar el pequeño bosque. Los ingenieros civiles sabrán lo difícil que es rediseñar una ruta cuando la construcción de la carretera ya había comenzado en Sydney.  Sin embargo, era lo que se debía hacer.  La legislación en el estado de New South Wales, donde nos encontrábamos protege estos sitios y un sitio como éste, era de los más importantes. Así que entre los arqueólogos que participamos en este proyecto, los encargados de la arqueología estatal y la buena fe de la constructora, la carretera se movió en un tramo, lo suficiente como para no afectar el cementerio.   El proyecto tardó mucho más en ser terminado, sin embargo, la carretera se inauguró recientemente con bombo y platillos y el gobierno estatal señaló la importante labor de consulta hecho con los locales.  Todos estaban felices. Ya no supe si el anciano con magia negra encontró heredero o no, pero algo sí sé, ya no hubo más enfermos el tiempo que continuamos trabajando en esa región. Terminada mi participación en el proyecto, me mudé a Melbourne para trabajar en otra compañía.

 

Tal vez no regresé a México a ser arqueóloga maya o maestra, pero considero que mi trabajo en Australia me ha llenado de pequeñas satisfacciones, permitiéndome proteger sitios de gran importancia, aunque sea para algunos cuantos, y eso me llena de orgullo y me motiva a seguir trabajando por estos lares.

 

Saludos desde la airosa Perth, en el estado de Western Australia, en donde ahora trabajo para el gobierno estatal y estoy en la sección de manejo de patrimonio que se dedica a registrar sitios que se verán afectados por la construcción de puentes y carreteras, principalmente sitios intangibles, incluyendo leyendas y mitos asociados a ríos, así como historias que se han pasado oralmente a través de 40,000 años, otro tema que da para muchas aventuras más.

 

Datos de contacto:
Coral.montero-lopez@mainroads.wa.gov.au
https://www.mainroads.wa.gov.au/community-environment/environment/heritage/

 

 

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